Vivint des de l’essència.
Hola! Sóc la Vinyet Duran, mare de tres nens, comunicadora i divulgadora d’estil de vida familiar simple, natural i slow.
Aquest projecte comença per la meva necessitat de compartir les meves inquietuds, la meva visió de la maternitat i la criança i la creativitat en família. Els meus fills i la meva família són la meva inspiració, però també ho són la natura, la vida ressò, la decoració, les coses fetes a mà, el disseny nòrdic i les marques i projectes creats amb criteris de sostenibilitat i respectuosos amb el medi ambient.
MI HISTORIA
Mi historia es como la de tantas mujeres a las cuales la maternidad les revela su esencia y les transforma. Y no hay vuelta atrás.
Fui madre por primera vez a los 29 años. Yo no era consciente, pero había entrado en la rueda… y empezaba el show! El show de las compras – ropa, accesorios, peluches, sábanas, mantitas de juego, móbiles decorativos, estimulación, cámaras de video vigilancia, cucos, cochecitos, y un largo etcétera- de los consejos, de la información, de los miedos y las opciones.
Tener un hijo te obliga a poner el freno, sí o sí. Todo cambia. Poco a poco me fui dando cuenta de que cuando tienes un bebé 100% dependiente de ti, poco importan los accesorios y lo que te diga el resto del mundo, porque él te necesita a ti, tu cuerpo, tu presencia, tu ESENCIA. Y empecé a ser consciente de que cuando te desnudas de todo lo material, de todo lo superfluo, llegas a conectarte contigo y con tu hijo, y a valorar lo esencial.
Desde entonces investigué, leí, y sigo formándome en temas de crianza respetuosa, embarazo consciente, parto natural y educación libre. Porque la maternidad es un aprendizaje continuo, que siempre te transporta a lo mejor y a lo peor de ti misma, a tus demonios, a tus miedos, a tus contradicciones, pero a la vez, si sabes escuchar tu voz interior, tu instinto mamífero, hace que te entregues y que conectes con EL AMOR en mayúsculas.
Cuando llegó mi segundo embarazo, a los 33 años, ya lo tenía del todo claro: le iba a dar a mi segundo hijo, el parto y el nacimiento que me robaron en mi primera experiencia. Quería una bienvenida cálida y amorosa, sin reloj, sin prisas, con respeto y dejando fluir mi cuerpo. Un parto en casa soñado y que terminó de transformarme y empoderarme para continuar buscando la manera de vivir de forma más sencilla, más conectada con mi familia y sus necesidades.
Por aquel entonces ya había salido de la rueda de las compras maternales de objetos innecesarios, de los consejos de crianza gratuitos, haciendo oídos sordos al “no lo cojas en brazos que se acostumbra” o “déjale llorar que te manipula”. Porque sabía, y sé, que lo único que necesitan mis hijos era mi cuerpo, mis brazos y mi presencia. A partir de entonces, me lo he tomado todo con mucha más CALMA.
Y mi tercer hijo todavía me ha traído más conciencia y más AMOR hacia mí y hacia mi familia. He empezado a crear un espacio diario de práctica de yoga, donde me nutro y me priorizo cada día, donde escucho y siento mi cuerpo y calmo mi mente. Estoy transitando este camino ahora mismo, y me hace feliz.
Así pues, con el paso del tiempo he ido evolucionando y adaptando diferentes aspectos de mi vida familiar a un estilo más simple y más lento. Viajamos en familia en una furgoneta de madera, hemos vaciado agendas, reducido pertenencias y racionalizado el consumo, de una manera más sostenible y responsable.
Me dedico profesionalmente al mundo de la comunicación ambiental. Soy comunicativa en esencia, me apasiona comunicar, sobretodo escribir, transmitir emociones y conectar con las personas, para ayudarlas.
Hace poco hemos decidido dar otros pasos más hacia nuestro estilo de vida deseado: cambiarnos de casa, a un entorno más en contacto con la naturaleza, redefinir la vida laboral y escoger una escuela más respetuosa con las necesidades y los ritmos de la infancia.
He simplificado mi vida a lo largo de los años, con la experiencia, probando y equivocándome. También frustrándome. Leyendo, haciendo, dejando de hacer. APRENDIENDO. Sobretodo marcando prioridades, y buscando nuestros valores familiares, para vivir una vida acorde a ellos y en equilibrio.
No ha sido fácil, y continuo en ello, siempre aprendiendo a cada paso. Porque siempre estamos evolucionando. Los hijos crecen, la crianza se complica, y siempre podemos ir ajustando el día a día a nuestras necesidades del momento.
Cuando frenas y te escuchas, reconoces el camino que quieres seguir, y ya no puedes hacer otra cosa que ir hacia ello y construir la vida que realmente quieres.
Creo firmemente que las familias viven mejor con MENOS: menos desorden, menos juguetes, comida saludable sin complicaciones, menos compromisos, menos prisas. Lo creo porque lo he vivido, y porque lo disfruto cada día.
Quédate por aquí y apúntate conmigo a simplificar tu vida, a vivir de forma natural y a un ritmo slow!
No dejes que el ritmo del mundo mande sobre el ritmo de tu familia: desacelera y crea tus propias rutinas para llegar a vuestro equilibrio y ser plenamente felices.